Inauguramos este proyecto editorial a cargo de Silvia Álvarez, en plena pandemia mundial de corona virus covid 19.  Aunque era una idea que habíamos estado amasando entre la Directora de la Casa del Poeta, Sol Uría, y yo; no nos hubiéramos imaginado que tomara forma en una situación de aislamiento como la que vivimos desde hace tantos meses. Sin embargo así fue. Fue tan fuerte la pulsión de vida, fue tan clara la misión que a nuestro entender tiene el arte para la vida y justamente con más fuerza aún en momentos en que ésta peligra, que de inmediato nos sobrepusimos a la mala sorpresa. ¿Cómo lo hicimos? Entendiendo que había que producir belleza, juntos, y que en este camino encontraríamos las oportunidades de sanar, de cuestionar, de exorcizar al miedo, de concienciar el valor del buen vivir y la salud. ¡No está muerto quien pelea! Fue el lema que se impuso casi inmediatamente y no hicimos caso a las muchas veces que la palabra NO apareció rondando nuestros oídos, de afuera hacia adentro y de adentro hacia afuera. Se hace camino al andar, andemos pues. Y como siempre ocurre a los que trabajamos en la Casa del Poeta, nos vimos inspirados por él desde ese lugar misterioso desde donde nos acompaña.